por A lo largo de mi vida ha habido muchos momentos en los que me he sentido sola. Esa soledad interior que duele, que no sabes poner palabras, esa soledad que te lleva a lo más profundo de tu ser, que te zarandea, que te paraliza, que te angustia, esa soledad que te crea una ansiedad tan insoportable (aunque tengas las persona más maravillosa del mundo a tu lado) que un día no te queda más remedio que mirarla de cara.
Primero me engañé diciendo que me había ido a otra ciudad que no era la mía, que tenía a mis amigos y a mi familia lejos, que por mi trabajo delante del ordenador me sentía así, pero no…no hacía más que escudarme, de manera inconsciente, porque dolía demasiado.
La maternidad, donde me topé de lleno conmigo misma, con todos mis miedos, mis soledades, mis fortalezas…fue un punto de inflexión para mí porque toqué fondo. Suelo ser muy ave fénix y en aquel momento no iba a ser diferente…
Gracias al apoyo siempre incansable de David, la terapia psicológica, el precioso descubrimiento de la biodanza y la vida misma que te pone siempre delante una y otra vez aquello que no tienes resuelto, empecé a hacer un trabajo personal importante.
Y NO LO HICE POR NINGUNA MODA DE CRECIMIENTO PERSONAL, ni porque fuera hippie ni porque quisiera ser más que los demás ni quisiera demostrar nada a nadie. QUERÍA, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN, SENTIRME MEJOR Y PUNTO, quería pasar mis días con los que quiero de otra manera más presente y auténticamente yo…y me daba igual lo que fuera que me ayudara a ir haciendo camino (dentro de unos límites!).
En ese momento, aunque empecé buscando fuera, me di cuenta de que el camino era hacia adentro.
No tengo respuestas, no tengo remedios infalibles, ojalá pudiera compartirlas contigo. Sólo sé que esta soledad que yo sentía intensamente en el pasado tiene un sentido y me ha llevado hasta donde estoy hoy y hasta el vuelco que ha dado y está dando mi vida en el plano personal y profesional.
Encantada de habernos encontrado en el camino…
noemicarrera.com 
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