¿Quién no ha pasado alguna crisis existencial en su vida?
La crisis de los 40, la menopausia, un despido, una separación o el fallecimiento de un ser querido… de repente abren la caja de Pandora.
Son momentos de grandes dudas, inseguridades, frustración, impotencia, donde todo se tambalea,… te preguntas cuál es el sentido de la vida, quién soy, qué quiero, qué me hace feliz, donde nos comparamos con nuestros ideales sobre lo que debería ser y no está siendo.
Caos, confusión y emociones intensas.
Querer abandonar la angustia, la ansiedad y el sufrimiento.
Cuando estamos en el meollo de la situación, no somos conscientes de que esa ansiedad, ese sufrimiento y ese desconcierto serán verdaderas PALANCAS PARA AVANZAR con el tiempo.
Me explico.
Son momentos clave para abrir las puertas a la introspección y a sentir las emociones que todo eso nos genera.
Empieza la caminata de ascenso a nuestra propia montaña.

Es una visión radicalmente diferente del sufrimiento. Lo que no quiere decir que yo considere que sea bueno regodearse en el sufrimiento.
Tenerlo como faro nos ayudará a avanzar hacia esa calma interior, hacia donde nos gustaría ir para sentirnos mejor en nuestro día a día, más alineados con lo que somos y queremos.
No es que el estado natural de la persona sea el sufrimiento.
Yo creo que la vida es gozo. En biodanza siempre hablamos de conectar con la alegría de estar vivos.
Yo creo que la vida, como la naturaleza, es florecer.
Pero que la vida son subidas y bajadas, que no hay ese famoso equilibrio del que tanto se habla.
El equilibrio es falta de movimiento y la vida es puro movimiento.
Creo que ese sufrimiento nos alerta muy mucho de algo que choca con nuestro yo auténtico, con nuestra esencia.
Hazle caso y déjate acompañar por profesionales que te puedan ayudar a transitar ese proceso, porque no se trata de escapar o despistar el dolor, sino precisamente de darle un lugar en tu corazón.
No se trata de que te curen o solucionen nada desde afuera, sino que puedas darle un sentido a todo lo que estás viviendo, que no es un “sufrimiento porque sí”, que estés en el centro de tu proceso, sea cual sea la edad que tengas, y puedas salir fortalecido de todo ello.
El proceso no es un camino linear, vas a pasar por altibajos.
Esfuerzos para llegar a vivir la vida de la manera que realmente quieres y desde la persona que eres, y crecer como persona teniendo siempre presente ese ideal de ti mismo, algo que activa e impulsa tu potencial de desarrollo, pero también habrá momentos de desorientación, desestabilización, no saber dónde estás ni qué pasos dar, incluso, puede que algunos de esos pasos te lleven al abismo, porque implican decisiones importantes.
Tiempo al tiempo.
Puede que lo que te estén diciendo te sorprenda mucho…
Los momentos de sufrimiento nos presentan también grandes oportunidades para conectar con nuestra fuerza interior y poder personal y, como he dicho antes, con nuestro gran potencial de desarrollo.
No estás solo/a.
Un abrazo muy fuerte,
Noemí